El texto "Australia nos enseña el camino hacia el infierno" es un artículo periodístico publicado en El País. Su autor aborda el tema del calentamiento global, poniendo como ejemplo a Australia, uno de los países más afectados por el mismo. Resalta la necesidad de tomar medidas para evitar que la situación vaya a peor, y critica a las autoridades políticas por no haberlas tomado ya.
A lo largo del texto distinguimos distintas funciones del lenguaje.
En primer lugar, encontramos la función expresiva. Esta es empleada por el autor para reflejar el miedo y la angustia que le provoca la situación tan horrible que está viviendo Australia, así como su desprecio frente la indiferencia que muestran algunos partidos políticos. Esta función se caracteriza por expresar subjetividad, ya que el autor está dando su propia opinión al respecto, y por ello encontramos diferentes marcas de subjetividad. Para empezar emplea verbos y formas pronominales en primera persona del plural ("nos", "debíamos", "tomábamos"), lo que nos incluye en su opinión y, además, nos da a entender que el calentamiento global es un problema común que a todos nos afecta por igual. Por otro lado, predomina el modo subjuntivo en oraciones desiderativas ("hubiese, "fuese", "estableciesen", "comenzaran"), así como también vemos oraciones dubitativas ("parece mostrarse completamente indiferente mientras las pesadillas de los ecologistas se hacen realidad"). Con esta oración, el autor resalta la actitud de dejadez que toman las autoridades políticas ante la situación australiana. También, el autor utiliza léxico connotativo ("catástrofe climática", "crisis climática", "pesadillas"). El empleo que se da a estos sustantivos es despectivo, despreciando tanto la situación, como la incapacidad de tomar medidas para resolverla. Además emplea adjetivos valorativos ("devastadoras", "catastróficas") lo cuales son completamente subjetivos puesto que expresan la propia opinión del autor, y, de nuevo, son despectivos. Por último, cabe destacar expresiones categóricas como "sin duda". Con ella el autor no da pie a que el lector pueda opinar distinto que él, pues le hace creer que su opinión es la única y la correcta.
En segundo lugar, para reforzar su opinión y provocar una reacción en los lectores, el autor emplea la función apelativa. La podemos distinguir en oraciones interrogativas ("¿cómo se alcanzará ese consenso?) a modo de pregunta retórica. Mediante ella, el autor pretende que nos paremos a pensar sobre las posibles soluciones del problema. También está presente en oraciones exhortativas que contienen perífrasis de obligación ("debería ser el momento en el que por fin los Gobiernos estableciesen medidas urgentes para evitar la catástrofe climática"). Esta oración apela a la necesidad de cambio, culpando al Gobierno y a los lectores, en menor medida.
Por último, para convencernos de su opinión, también necesita datos objetivos, datos reales que la apoyen. Por ello, el autor emplea formas verbales y pronominales en tercera persona ("han esperado", "es", "han emprendido", "parece", "se situaban"), las cuales aportan objetividad. También predomina el uso de verbos copulativos (ser, estar y parecer) que introducen construcciones atributivas. Estas oraciones describen la realidad objetivamente. Por otro lado, vemos numerosos adjetivos relacionales ("efecto invernadero", "calentamiento global") que simplemente describen la situación, sin carga subjetiva. Para terminar, a lo largo de todo el artículo destaca la modalidad oracional enunciativa ("un informe encargado en 2008 por el gobierno australiano predecía que el calentamiento global…", "estas reacciones políticas aterran más que los propios incendios") ya que para reforzar su opinión, el autor expone hechos reales que se dan a causa del calentamiento global.
En este artículo, el autor nos expone una situación real, da su opinión al respecto y, además, pretende involucrarnos en ella. Para ello emplea la función expresiva, la función apelativa y la función representativa. 
Muy buen trabajo. Una cosa para el curso que viene: conviene que indiques claramente los rasgos que desarrollas, si no fónicos, morfosintácticos o semánticos. Es importante. Pero lo has hecho muy bien. En la función apelativa no te olvides de los argumentos. (10)
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